En cada proceso electoral para presidente de la República, congresistas —hoy senadores y diputados—, alcaldes y presidentes de los gobiernos regionales, hay una avalancha de propuestas inverosímiles; en otros casos, deambulan con su ínfima parafernalia subiendo cerros y ofreciendo luz, agua, desagüe, pistas y veredas y hasta… canchas deportivas; otros más osados regalan juguetes, víveres para tratar de comprar al pueblo con estas dádivas, lo cual particularmente para mí es humillante e inmoral. ¡Así, señores, no se hace política! Es sorprender a un pueblo sufrido, es manipular a gente ávida de una vida mucho más digna y decente.
Luego, cuando alcanzan el poder, simplemente los ignoran porque ya lograron su propósito: ser electos. La opinión pública se asombra cada vez menos ante las acusaciones de corrupción que afectan a quienes ocupan las funciones del Estado. El drama del poder radica en que pone a personas ordinarias frente a tentaciones........

© Expreso