Los gobernadores de Morena no son los grandes selectores de quienes, por su partido, aspiran a sucederlos. La figura del mandatario estatal ha dejado de ser decisiva al momento de tomar una decisión tan trascendente en el interior de su partido. Pero tampoco ha sido palmariamente el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Estamos ante un nuevo modelo de funcionamiento de las interacciones políticas en lo subnacional.
En tiempos de la hegemonía del PRI, la imagen presidencial jugaba un papel fundamental en la distribución de los puestos de poder. Difícilmente se puede decir que tomaba todas las decisiones y que no delegaba algunas de ellas, como la selección de candidaturas a presidencias municipales o a diputaciones locales, pero sí que contaba con un poder de veto que podía ejercer en cualquier momento.
Particularmente en la designación de las candidaturas a las gubernaturas todos los perfiles pasaban por su escritorio y requerían de su visto bueno antes de ser procesadas por la maquinaria oficial. No es que no hubiera inconformidades, sino que se lograba una férrea disciplina a partir de que el partido que proclamaba una revolución institucionalizada era el único instrumento para poder hacerse del poder y el presidente en turno lo monopolizaba.
La alternancia política trastocó........