México ante el fascismo expansionista de Trump
Donald Trump regresó a la Casa Blanca no sólo a cumplir sus promesas de campaña, sino que en pocas semanas ha ampliado su programa político y lo ha convertido en un ambicioso proyecto expansionista e imperialista. Cuestiones como la anexión de Canadá y Groenlandia, la recuperación del Canal de Panamá o el renombramiento del Golfo de México no estaban en su discurso de campaña y, sin embargo, los ha incorporado al programa de su presidencia.
La opinión pública y la clase política de México se han mostrado desconcertadas y descolocadas ante esta situación. Y no es para menos. Hay hay que decirlo con toda claridad: en este momento, el país vecino de México es un imperio en decadencia —y por tanto, está actuando de manera desesperada y furibunda— con un líder fascista y expansionista, dispuesto a llevar hasta las últimas consecuencias un programa político que —según él— revitalizará a su nación, restaurará la hegemonía estadounidense y asegurará su continuidad.
No exagero al decir que Donald Trump es un líder fascista. En su formidable libro Anatomía del fascismo, Robert Paxton define al fascismo como “una forma de conducta política caracterizada por una preocupación obsesiva por la decadencia de la comunidad, su humillación y victimización, y por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza”.
A su vez, el intelectual italiano........
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