La oficina no se fue al extranjero. Se fue a la nube |
Durante muchos años las empresas han buscado balancear su exposición al offshoring y sus cadenas de suministro. Hoy, el riesgo viene desde otro lugar: los puestos de trabajo y las instalaciones estratégicas no se están yendo a Asia, se están yendo a la nube. Aquellos espacios que ocupaban pisos y pisos en torres corporativas, ahora viven en un flujo automatizado alojado en un servidor a kilómetros de distancia.
La transformación digital no solo cambió los procesos, está redibujando el mapa económico. Las zonas industriales de esta nueva era no son parques con naves y chimeneas, sino corredores de fibra óptica, subestaciones eléctricas y centros de datos que operan silenciosamente en la periferia. Querétaro es un ejemplo: con la llegada de Amazon Web Services, la región entró al radar global del cómputo en la nube. Junto con los beneficios llegaron también las preguntas: ¿quién paga por la infraestructura? ¿cuánta agua se necesita? ¿cuánta energía?
Es común ver esta transformación como una historia de eficiencia, y por ello es importante entender todos los costos asociados a la nube. Automatizar procesos financieros, atención al cliente o producción multimedia suena lógico: se reduce el costo por tarea, se gana velocidad y se........