Superpeso, supermayoría y supermartes
El efecto combinado de una avasallante oferta de dólares, en forma de remesas, aunada al ingreso al sistema bancario de otros tantos que permanecían ocultos en el mercado informal mexicano, así como la ilegal intromisión del Banco de México en ese mercado, crearon una ficción conocida como el superpeso, la cual, a toda costa se intenta preservar, dado que se vendió como emblemático de la gestión gubernamental.
Su mantenimiento, hasta ahora, sólo afecta al sector exportador, el cual, a pesar de tal distorsión, siguió creciendo, pero durante mucho tiempo no recibió el efectivo valor de lo exportado. Hoy, el tipo de cambio aún no mide cabalmente la transaccionalidad.
La libre flotación fue el tardío remedio que se recetó tras emerger la crisis del 94. Serra, Noyola, Carstens y Sales, seguramente, ya olvidaron que promovieron un esquema diverso, el ampliar la banda. Esa decisión ya no tiene padres, dado que los geniales impulsores vieron como se hizo pedazos el peso en tan solo unas horas. Durante mucho tiempo, movimientos discretos evitaron la volatilidad que tanto afecta al aparato productivo, sin embargo, hace tiempo los abandonamos, politizando la paridad.
El desastroso manejo del tipo de cambio, tarde o temprano, pondrá en evidencia a los bisoños funcionarios que llegaron por obra de la casualidad, la coincidencia y hasta la complicidad. Una vez más, cuando sobrevenga el desbalance, dirán que el origen fueron factores externos, y que, son problemas insoslayables los que nos devolvieron a un entorno de especulación cambiaria.
Mientras que una economía golpeada, pero supuestamente en ascenso, vio a su moneda, el dólar, subir 3 pesos en los últimos 6 meses, otra, que se supone están mal posicionada, la inglesa, vio a la libra subir casi 6 pesos en el mismo período. No es de extrañar, resulta claro que la Fed ha contribuido, en diversas maneras, a sobrevaluar el peso, dado que allá el objetivo de pleno empleo resulta acorde con el restar competitividad al principal socio comercial, por lo que ha hecho lo necesario para apuntalar la artificial posición del peso.
Una opaca valoración de la Reserva de Activos Internacionales del instituto central, cobijada por un Secretario de Hacienda que sólo busca la puerta de escape, se suma a la artificiosa existencia del engendro. Jamás sabremos cuánto nos ha costado el mantener artificialmente el tipo en el escalón de los 20 pesos, pero, dentro de poco, de nada........
© Expansión
visit website