Los retos de la política interior

Sin importar la divisa partidaria que esté en el poder, el primer año del sexenio opera como una suerte de prueba. Todos los que son designados para encabezar las carteras del gabinete tienen, ese año, la oportunidad de demostrar que pueden seguir al frente del ramo encomendado. Ha concluido ese lapso, y es momento de recapitular lo ocurrido. Tanto la población, como la titular del Poder Ejecutivo Federal, han tenido la oportunidad de conocer las hechuras, y de lo que están hechos, tales personajes, esos, que sin limitaciones ejercieron potestades de derecho público en miras a obtener resultados.

Pues henos aquí, y para todos es claro que Rosa Icela Rodríguez no dio el ancho, y, por el contrario, que ha generado una tormenta de inconformidades, ya que, lejos de conjurar conflictos, los profundiza. Es ciertamente distinta, y ha hecho historia, pero no precisamente dejando buena huella. Quiere establecer una ruta inversa a la que usualmente toman quienes han pasado por Bucareli. Lo normal, pero además lógico, es que quienes son nominados en el puesto hayan gobernado, más allá de su casa. Sí, usualmente se trata de personajes que no sólo han administrado entidades federativas, sino que saben tratar con otros gobernadores y los principales sectores productivos, pero, sobre todo, que saben atender y solventar reclamos sociales.

Es ya evidente que no sólo llegó sin las habilidades y capacidades que exige el cargo, sino que, su muy particular perfil, no le hace no idónea para adquirirlas. Se trata de un personaje que tiene marcadas preferencias por quien la encumbro, dejando constancia de que poco le importa lo que piensa, quiera o decida, quien actualmente se encuentra en la silla presidencial. Nos recuerda aquella escena del filme El Padrino.........

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