Incongruencias de mercado |
Hoy, observar un solo mercado, o sólo un país, resulta inútil. El balanceo financiero en ciernes involucra a más de un país, e interconecta distintos mercados. Lo que está sucediendo a nivel mundial es más que revolucionario. Las únicas constantes son la volatilidad y la inconsistencia. De nada sirven los pronósticos, ni las cada vez más increíbles conclusiones de las calificadoras. Éstas, han perdido toda seriedad, hacen anuncios sin apoyarse en un estudio serio de lo que está pasando. Dispensan aumentos en las calificaciones, como si realmente contarán con elementos que permitieran suponer que las emisoras han enmendado el camino. Pemex es el caso más grotesco. Son brújulas norteadas por los intereses.
La batalla monetaria que todos los días sostienen debajo del tablero las grandes potencias lleva la inversión de un lado a otro de manera errática. Muchos creen que apostar al oro es la solución, sin embargo, es claro que una vez que se aumenta la tenencia, todo se trata de esperar, no se trata de una inversión dinámica, capaz de surtir y atender necesidades del inversionista promedio, se trata de un complejo compromiso de plazo incierto que lejos está de ser la solución general. Es claro que la demanda de metales preciosos, particularmente, los conductores, como la de los metales raros, aumentará, pero su realización se inserta en la lógica de la demanda industrial de componentes de la industria cibernética, la cual no es posible anticipar con razonable certeza. El oro, aunque está al alcance de todos, no es, ni de lejos, el refugio que muchos piensan.
Sólo tiene sentido acumular ese metal para los gobiernos, ya que muchos apuestan a un proceso de desdolarización, teniendo ese activo la función de sustentar el signo monetario que colocan localmente al deshacerse de dólares. El futuro del dólar puede ser la sustitución, como le ocurrió al escudo o a la libra, o bien, puede permanecer un tiempo más como activo sustantivo de reserva. Es pronto para saber que sucederá. Tratándose de personas de a pie, no parece que invertir en oro sea una inversión inteligente, ya que es la demanda estatal y la expectativa de uso tecnológico lo que ha producido el aumento de valor. Montarse en esa ola es opción sólo para quienes son indiferentes a la volatilidad del precio en el corto y medio plazo, sí, para aquellos que tal activo no fondeará su diaria operación, ni surtirá los requerimientos financieros cotidianos.
Lo malo, es que muchos de los que están incursionando en........