De la crisis política a la financiera

Miente quien diga que México no atraviesa una severa crisis política. A través de muy cuestionables artes, el presidente impulsó, cobijó y propicio endebles liderazgos en los partidos de oposición, los cuales, finalmente, terminaron por acabarlos. Se trató de personajes sin trayectoria, ni oficio, que no tienen, ni nunca tuvieron, lo que se precisa para cohesionar, fortalecer y conducir opciones políticas, siendo meros administradores de cuantiosos recursos, de esos, que gustan a quienes viven, y sólo saben vivir, de dinero que se embolsa sin trabajar.

Llama la atención el caso de Acción Nacional, otrora caracterizado por sujetos que contaban con profundas raíces en las clases medias, el cual, soportó, sino que sufrió, a un personaje anodino y sin valía alguna. Sólo asomó su tremenda arrogancia, sin respaldo en logros, resultados o cualidades que explicarán cómo llegó a la presidencia de ese partido. Su inocua fracción parlamentaria, armada mezquinamente, dará al concepto “participación testimonial” un nuevo sentido.

El PRD tuvo, como último acto presencial en el campo de batalla, una lastimosa petición a dos senadores, invitándoles a cometer suicidio político a cambio de nada. El hilarante llamado no llegó al final del día, cuando ellos ya se habían unido al primitivo y rústico, pero bien consolidado, partido en el poder.

La pregunta es una. ¿Existe realmente un cuerpo deliberante, con posiciones y posturas divergentes, plurales y deliberantes, o se trata de un amasijo de sumisos incondicionales, acompañados por sujetos férreamente sometidos a lo que se diga desde Palacio Nacional? La respuesta es clara, contundente e indiscutible, no existe un órgano plural, se trata de una mera imprenta que admitirá, tramitará y aprobará lo que se le mande, sin que exista en las cámaras quien pueda objetar, con éxito, la voluntad del poder de poderes. Se trata de un parlamento inocuo e innecesario, pero muy costoso.

En los hechos, el Congreso de la Unión es ya una entelequia que lo mismo hará si sesiona, que si no. Todo está aprobado de antemano, sin cambios, ni adiciones. Lo que ahí se diga no será sino parte de la dramaturgia de la picaresca nacional, ya que la palestra no será sino escenario de desplantes, denostaciones y alabanzas gratuitas, en la que los legisladores de la oposición serán cómplices y comparsas de lo que no será sino un parlamento bufo. Mirar hacia las cámaras, y oír lo que digan sus insulsos voceros, es perder el........

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