Recientemente la CFE armó una intensa campaña propalando la emisión de un laudo que condenó a una empresa extranjera a cubrir los gastos de un arbitraje, en el que ésta no consiguió realizar un cobro multimillonario, derivado de provisión hecha durante la crisis del gas que se enfrentó recientemente en Norteamérica. El lance propagandístico ocurrió a pocos días de la elección federal.
Es claro que se trata de un asunto que no podía dejarse a la deriva, por si acaso. El asunto no sólo alcanzaba sumas astronómicas, sino que a la fecha apunta a la comisión de diversos ilícitos e irregularidades por esclarecer. Siendo así, es evidente que se llegó, al menos, a dos acuerdos, uno, el que se llevó ante el panel arbitral para cerrar el expediente, y otro, que hizo que la empresa proveedora interesada mantenga bajo siete llaves todo lo relacionado con el espinoso tema.
Tarde o temprano se conocerán los pormenores que hicieron que la sangre no llegara al río y que el asunto fuera aceleradamente desestimado, sellando el laudo, de tal manera, que todo parece indicar que habrá otra disputa para determinar si el mismo se revela, públicamente, en forma total o en partes, particularmente, porque hay dos funcionarios que encaran severas acusaciones hechas por la actual administración.
Todo apunta a que el asunto no fue dirimido a fondo por la instancia arbitral, al existir temas que serán dilucidados por tribunales oficiales, dado que se habla de actos de connivencia, corrupción, sí, posible cohecho y/o........