'Nearshoring' vs. libre comercio

(Expansión) - Hay quienes sostienen que el T-MEC constituye un acuerdo de libre comercio, cuando, en realidad, es un instrumento de integración regional. También hay quien se enorgullece de haber negociado su instrumentación, cuando en realidad no fue sino un apurado esfuerzo para contener, temporalmente, la intención de Trump de retornar a la relación comercial que existía en los años 80. No fue casual el eliminar del nombre la alusión de que formamos parte de América del Norte, como tampoco lo fue el suprimir la alusión al libre comercio. La negociación tuvo un claro objetivo, aminorar, o al menos, ralentizar, la presencia de nuestros productos en aquel mercado, abandonando la apertura comercial como objetivo.

La regionalización, si bien es cierto con respecto a los participantes, constituye un proceso de apertura, hacia el exterior no es sino una forma de proteccionismo. A cambio de prebendas, privilegios y flexibilización en el trato, se exige formar un frente común hacia otros países y regiones, al grado de erigir tratos notoriamente distintos en materia arancelaria. La misión de quienes, por nuestro principal socio comercial, renegociaron, fue modificar sustancialmente el perfil del tratado, sentando las bases para ir del libre comercio a la nueva forma de ser del proteccionismo en el siglo XXI.

Decir que la negociación del T-MEC es materia de distinción es no aceptar, frente a los mexicanos, que el tan mentado logro sólo fue anunciar una derrota menor pregonando que pudo haber sido peor. Es claro que marcó el principio de una nueva etapa de la relación, que desbordó lo mercantil, para atrapar al gobierno mexicano en una feroz lucha migratoria, recorriendo la línea de contención hacia el sur. Trump prefirió ese avance. Siendo una potencia en franco decline, el gobierno del vecino país del norte, como aquel Japón de los años 80, ha sabido inducir un tipo de cambio que le resulta comercialmente beneficioso,........

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