Un consejo de administración tiene al menos dos caminos para definir su forma de operar: actuar y “palomear la caja” o aportar valor y enriquecer la empresa con multiplicidad de opiniones. Es posible elegir la comodidad del pensamiento idéntico o bien, la riqueza que se encuentra en la diferencia. No se trata de una decisión sencilla, pero a veces, el camino más complejo y lleno de veredas es la mejor opción. Pero, ¿cómo saberlo?
Para explorar esta pregunta y llegar a la respuesta deseable para la empresa que diriges, me gustaría traer al imaginario la película “Ocean’s Eleven”, esa que nos muestra el proceso, paso a paso y con una perfección milimétrica de la estafa del siglo en Las Vegas.
El equipo convocado por Danny Ocean era todo menos homogéneo. Estaba integrado por personas con habilidades diferentes: un ex convicto que domina los trucos del oficio, un socio que maneja las relaciones públicas, un millonario responsable de financiar la operación, un carterista rápido con las manos, un croupier que conocía a la perfección cómo operaba el casino, dos mecánicos para resolver problemas técnicos, un experto en tecnología para hackear sistemas, otro en explosivos y hasta un acróbata con la habilidad para entrar en lugares que nadie más podría. Valiosos cada uno........