La seguridad que presume el gobierno, pero nadie siente

México vive una contradicción que desafía la lógica institucional: las cifras oficiales reportan una reducción de homicidios, pero la mayoría de los ciudadanos se siente más insegura que antes. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, más del 60% de la población percibe su entorno como inseguro, a pesar de que el gobierno presume una baja en los índices de homicidio doloso. Esta disparidad entre números y emociones no es trivial: revela una crisis de confianza en el Estado y una desconexión profunda entre las políticas de seguridad y la realidad cotidiana.

La razón de fondo es que las estadísticas no miden lo que la gente vive, sino lo que las instituciones logran registrar. Mientras las autoridades celebran la reducción de homicidios —un delito de fuero federal—, en los barrios y colonias los ciudadanos padecen robos, asaltos, extorsiones, acoso y violencia familiar, delitos del fuero común que rara vez se denuncian por falta de respuesta o por temor a represalias. En términos prácticos, la inseguridad persiste porque la política pública ha dejado sin atención al delito cotidiano, aquel que erosiona el tejido social y el sentido de comunidad.

La reducción de homicidios es relevante, pero no suficiente. Un país donde la gente teme salir de noche, usar transporte público o abrir un pequeño negocio por miedo a la extorsión, no puede sentirse seguro. La paradoja mexicana es que los gobiernos han medido su éxito en función de las cifras que lucen bien en informes, pero no en la tranquilidad que experimentan los ciudadanos en su vida diaria.

Durante los últimos años, la estrategia de........

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