MADRID, 28 Jul. (OTR/PRESS) -
El papel, carente de cualquier cometido oficial, de la mujer del presidente (nunca una mujer desde la recuperación democrática ha sido propuesta por los partidos para gobernar el país) debe ser desolador.
Hasta ahora la discreción era la norma. Cuanto más calladitas, mejor. Amparo, la mujer de Adolfo Suárez, tenía un problema de insomnio que le hacía vivir de noche. La esposa de Rodríguez Zapatero ocupaba el tiempo libre acudiendo a una piscina de entrenamiento de la guardia civil a nadar y estudiando canto.
Pero llegó Begoña y creyó que........