A Carles Puigdemont ya solo lo llaman prófugo en el Tribunal Supremo. Con el cortejo a Junts a dos bandas, el cierre de año y sus balances a izquierda y derecha han dejado al juez Pablo Llarena solo en su rechazo a pasar página y aplicar la ley de Amnistía. Aunque la hemeroteca es cruel con el PP, la centrifugadora política va más rápido. Hace menos de un año los de Feijóo concentraban su apocalíptico anuncio de la “demolición del Estado de derecho” en la futura ley, las llamadas a manifestarse y la propuesta de ilegalizar partidos soberanistas por “deslealtad constitucional”. Hace no tanto Miguel Tellado lamentaba que “un prófugo decida el futuro de España” y repetía el mantra de “la fuerza de Puigdemont se la da Pedro Sánchez”, un presidente “secuestrado por los independentistas”. La enajenación parlamentaria no podía durar para siempre y hoy la fuerza de los siete votos de Junts se........