Alberto Núñez Feijóo está respondiendo a la crisis de la DANA con los vicios del poder (que todavía no tiene). Una mezcla de cinismo, indefinición y algo de oportunismo, ninguna opción a la altura de lo ocurrido. Ante la mayor catástrofe climática, cuando hace falta saber dónde está cada uno, no ha mantenido una postura clara. De manera interesada mezclaron la indignación social con los intereses de partido, en este caso el PP valenciano. La manifestación masiva en València —130.000 ciudadanos en cifras oficiales— no eran partidos catalanistas, ni independentistas. Y quienes lo fueran, no iban para reivindicar la autonomía valenciana. La imagen, por multitudinaria y clara en sus mensajes, era fácil de interpretar. Pero incluso ese día, era difícil seguir la postura del PP.
La respuesta de Alberto Núñez Feijóo, por errática, le desgasta. El PP mantiene cada día varias versiones sobre la gestión de Mazón, su futuro y de quién es la culpa. Todas son distintas y se dan a la vez. Feijóo pidió el estado de alarma desautorizando al president valenciano. “Si esto no es una emergencia nacional, qué lo es”, se preguntó. Una postura incompatible con defender la actuación de Mazón, que tenía en su mano elevar la emergencia al nivel 3 —delegar en la práctica el control autonómico— y no lo hizo. Si realmente Feijóo creía que el Estado debía tomar el control de la Generalitat........