Ha tenido que llegar un famoso hasta el Congreso para dar luz a la falta de humanidad con la que, en general, se solventan las comparecencias de ciudadanos ante su representación parlamentaria. Que la política vive en una burbuja que aísla a cuantos participan en ella es algo que podemos intuir; algunos incluso lo hemos comprobado en directo: la atención que se presta a la dialéctica con el adversario casi no deja espacio a la respiración y a la vida. De ese modo se nos escapa el gesto, y a veces incluso el grito, de cuantos ponen su esperanza en quienes han elegido como sus representantes.
A gritos se expresaba, metafóricamente hablando, Juan Carlos Unzué el otro día en el Congreso, cuando con los dedos de una sola mano contaba a los diputados que habían acudido a escuchar la bronca que les........