¿Qué nos pasa con Pisa?

El último informe Pisa no nos ha tratado bien, la escuela catalana, tan autocomplaciente, política y socialmente hablando, va en caída libre hacia el infierno de la incompetencia, sin que las excusas de siempre sirvan para nada: ni los recursos económicos abocados, ni la extracción social (hay un instituto repitiendo esa excusa desde hace décadas a cambio de cuantiosas subvenciones) ni siquiera la inmigración en sí misma han hecho tanto daño como ese mantra inmisericorde de la felicidad perseguida, de la complacencia tecnológica y el tratamiento igual a desiguales talentos y a desiguales esfuerzos. A esos tres grandes errores, errores de bulto inaceptables, se añaden dos realidades que nos golpean directamente en el rostro: ni a las escuelas de maestros llega lo mejor y más preparado, ni la mayor parte de quienes tienen hijos están preparados para ello. Un resumen en pocas palabras: fracaso estrepitoso del conjunto, en el que a cada cual compete una parte.

Sin lugar a duda, la mayor y peor de las responsabilidades es de los dirigentes políticos. Son ellos, mayoritariamente alineados en la idea de una escuela amable y progresista, quienes han destrozado el ascensor social, porque es ya una constatación científica que el primer perjudicado por una escuela que no suspende es quien no tiene otro recurso que........

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