Estos días nos ha quedado más que demostrado que, con el buenismo, no se puede ir ni a comprar una barra de pan; porque ni pesa lo que tiene que pesar, ni alimenta lo que tiene que alimentar. La semana pasada, en Barcelona, un hombre, con toda la prepotencia posible y más, empezó a abofetear unas mujeres que esperaban el metro. Imagínate, por un momento, que estás tan tranquila esperando el metro y, sin que sepas de dónde baja, recibes un guantazo en la cara que te tumba en el suelo. Este individuo debió pensar: "Ay, no sé qué hacer hoy, me aburro... Venga, me voy al metro a repartir hostias, a ver si me distraigo un poco y me desestreso, que en Catalunya, menos hablar catalán, te lo dejan hacer todo". Las consecuencias del acto de este energúmeno quedaron reducidas a identificarse ante los Mossos e irse a casa. Das una paliza a una mujer y solo te cogen el número de DNI para saber quién eres y para sumarte un punto más en tu lista de delitos. No le detuvieron hasta que las redes hirvieron y expulsaron fuego por la boca; es........