No conozco ningún catalán que no se haya preguntado nunca qué catalán tiene que hablar. Porque, para quien no lo sepa, catalanes, hay muchos. Y ahora os lo voy a demostrar. Empezaremos por uno de los catalanes más desagradables de oír: el catañol, que vendría a ser una confluencia de castellano y catalán (en realidad sería un castellano de toda la vida con alguna palabrita catalana para quedar bien y enternecer al oyente catalán). A continuación, tendríamos el catalán académico, que poca gente se atreve a utilizar porque, con un solo error que cometas, corres el riesgo de ser linchado en la plaza mayor del pueblo o de la ciudad donde vivas. Uno de mis preferidos: el catalán callejero, que admite, sin que tengas que pagar nada a cambio, un tenir de, un sisplau o un è mol bo això que menjut. Dentro del mundo de los oficios que no sirven para nada, tendríamos el catalán de la política, que nunca es igual, siempre fluctúa según el tipo de votantes que quieren que vayan a las urnas. Para los que les gusta la música de calidad, tenemos el catalán del reggaeton, que solo utiliza dos palabras: chingar y culo. Para los empresarios, en cambio, tenemos el catalán administrativo;........