Han logrado, Jordi Graupera y Clara Ponsatí, con su ocurrencia sobre la escuela y el catalán, que se hable de ellos, y de su recién nacido partido, Alhora. Sobre todo en el mundo digital, la propuesta de doble red educativa, una en catalán y la otra solo mitad y mitad, ha provocado un notable jaleo. Y, justamente, esta es la principal virtud de la propuesta: que ha hecho que se hable de la inmersión y, por extensión, de la salud presente y futura del catalán. Aplausos. A partir de aquí, sin embargo, temo, la propuesta deja de ser útil. Intento explicar sus pegas.
1.- La propuesta socava completamente las bases filosóficas y políticas del catalanismo de, como mínimo, los últimos sesenta años. El catalanismo siempre ha defendido la idea del catalán como lengua común de los ciudadanos de Catalunya, una idea que se sustenta en algo que es convicción y voluntad al mismo tiempo: la idea de un solo pueblo, y no de dos identidades coexistiendo en una misma extensión geográfica (Ponsatí cree que "la doctrina de un solo pueblo hace mucho tiempo que es falsa"). Jordi Pujol, Paco Candel, Josep Benet, Josep Termes, etcétera, son solo algunos de los nombres que se inscriben en esta fecunda corriente. También el conjunto del catalanismo civil y de los partidos políticos, desde el PSUC hasta el PSC, pasando por CiU. Si aceptamos lo que dicen Graupera y Ponsatí, tenemos que impugnar esta tradición de arriba a abajo y asumir la idea —peligrosísima— de dos identidades, dos naciones, dos pueblos...
2.- Segunda pega. Se trata........