Pinchar la empanada

La placa del Sagrado Corazón en la puerta, normalmente plateada y recorriendo la silueta de Jesucristo, es uno de los vestigios de un mundo que ya no es. Mi abuela paterna la tenía bien reluciente y dorada en la entrada de la casa en Sant Narcís y a nosotros nos gustaba tocarla y dejar la huella del dedo, como si "tocar" a Jesucristo fuera una travesura, una pequeña provocación. Ahora en las puertas hay alarmas o frases de Ikea en la escobilla de los pies.

El Papa Francisco ha publicado su cuarta encíclica, Dilexit Nos, y la dedica precisamente al Sagrado Corazón, pero no lo hace entreteniéndose con devociones católicas o reliquias del pasado. El texto, quizás el más poético y de buen leer de su pontificado, afirma que "tomarse seriamente el corazón tiene consecuencias sociales". No es una encíclica para ser leída con los violines del Titanic ni con una melodía que amanse las fieras. Hay mucha política, en su texto.

Esta encíclica del Papa se conecta con los textos pasados sobre el medio........

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