Sobre Franco y Pedro Sánchez

Parece que serán 20 millones de euros lo que nos costará que el Gobierno de Pedro Sánchez y otras instituciones conmemoren que hace 50 años falleció Franco, como si ese día se hubiera producido un estallido de libertad y alegría por las calles. Y no. Nada que ver con la alegría que acompañó a las proclamaciones de las dos repúblicas o la caída del Muro de Berlín. Ciertamente, ese 20 de noviembre algunos brindaron con champán, pero a escondidas, mientras miles y miles de personas hacían cola dos días seguidos para rendir sentido homenaje al dictador que no hacía ni dos meses había firmado sus últimas cinco sentencias de muerte.

No se puede afirmar con rigor histórico que la muerte de Franco fue la chispa de la libertad, porque en España no hubo ningún levantamiento popular que derribase la dictadura. Franco murió en la cama y fue enterrado con todos los honores, no como Mussolini o Hitler, y lo que vino a continuación fue no una transición sino una transacción de los franquistas con las potencias occidentales, abriendo el sistema a la participación de partidos políticos y líderes cooptados y financiados desde el exterior con tal de aceptar la monarquía y el sucesor designado por el dictador. Explica cómo fue todo, muy documentadamente, el doctor Joan E. Garcés en su libro Soberanos e intervenidos.

Es obvio que la democracia española tal y como va no es una fiesta que convoque unanimidades ni a derecha ni a izquierda. Que el Rey no participe en los actos........

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