La bandera del concierto económico

Es un acierto estratégico de Esquerra Republicana centrar su propuesta electoral en la reivindicación del concierto económico, que a estas alturas podría parecer un objetivo más cercano que la independencia y sin ser incompatibles, es evidente que el concierto genera un consenso mucho más amplio.

Pedro Sánchez se ve venir esta batalla, que por su parte es tan o más complicada que la amnistía. La amnistía es un problema con los jueces. El concierto económico afecta a la distribución de recursos del Estado entre el propio Estado y su entorno -las élites extractivas- y también afecta al conjunto de las comunidades autónomas, excepto Euskadi y Navarra, que ya funcionan por su cuenta.

Precisamente porque se lo veía a venir, Sánchez se apresuró a prorrogar los presupuestos del 2024 pocos minutos después de que el president Aragonés convocase las elecciones catalanas. Sabía que la “financiación singular” es algo omnipresente en la agenda política catalana y se preveía como un obstáculo insalvable dada la competencia entre ERC y Junts en modo milhombres.

Algunos se han burlado de la reivindicación del president Aragonés recordando que eso ya lo planteó Artur Mas, como si fuera una pantalla superada, cuando no está superada en absoluto. El concierto económico estuvo presente en el debate del primer Estatut (Ramon Trias Fargas y Heribert Barrera) y también de la propuesta de Estatut del 2006, que se rebajó en el trámite parlamentario posterior cuando Alfonso Guerra presumió de “pasar el cepillo” y lo acabó de desactivar aquel Tribunal Constitucional de infausta memoria. Luego lo intentó de nuevo Artur Mas con el concepto de pacto fiscal que fue rechazado por Mariano Rajoy propiciando -o provocando- la reacción soberanista que........

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