¿Volverá la lucha de clases?

Que la gente vote a personajes políticamente indecentes como Alvise en España o Panayotou en Chipre tiene muchos significados. De entrada, sobre todo los jóvenes, lo encontrarán divertido, que es una manera de burlarse de los que gobiernan y negar la trascendencia de la política. Otro objetivo, oído en algunos reportajes, es una protesta contra el statu quo que requiere que alguien "les cante la caña a los políticos". Todo esto es un indicio evidente de insatisfacción. ¿Pero cuál es la causa de esta insatisfacción?

En buena parte, la democracia o, mejor dicho, la competición electoral, se ha convertido en una especie de concurso televisivo en el que no siempre gana el mejor. Donald Trump nunca habría ganado unas elecciones sin el precedente de darse a conocer presentando un concurso tipo reality show y hacerse popular a base de hacerse el gracioso provocando con las mismas frases ocurrentes que ahora utiliza en campaña. Ahora el establishment político se lleva las manos a la cabeza por el ascenso de la extrema derecha y porque varios gamberros que se han inventado candidaturas absurdas se sentarán en los escaños del Parlamento Europeo. Los representantes de la política convencional deberían preguntarse lo mismo que se preguntan los padres con mala conciencia por las gamberradas de los hijos. ¿Qué es lo que hemos hecho mal?

Lejos queda el tiempo en que los representantes electos eran personas a las que se les reconocía un prestigio, cuando los partidos políticos se nutrían principalmente de gente con formación elevada que sostenían posiciones ideológicas marcadas y el parlamentarismo consistía en un intercambio de........

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