Esta semana, primero la Unión Europea y después Pedro Sánchez han alertado de una posible injerencia de Elon Musk a las elecciones que se tienen que celebrar en Europa en los próximos meses y en especial las alemanas del 23 de febrero. El 16 de noviembre del 2012, a nueve días de las elecciones en el Parlamento, el diario El Mundo publicó en toda portada el siguiente titular: "La Policía vincula cuentas Suiza de Pujol y Mas con la corrupción de CiU". Antes de la publicación de esta noticia, las encuestas daban a CiU la mayoría absoluta en aquellos comicios. Después de publicarse aquella noticia, los sondeos fueron detectando una bajada de la formación de Artur Mas y el 25 de noviembre de 2012 se constató el retroceso, y se pasó de 62 diputados a 50. Ante aquel éxito (que incluso su director, Pedro J. Ramírez, celebró públicamente), el 27 de octubre del 2014, a siete meses de las elecciones municipales, el mismo medio publicó a toda portada: Investigan una cuenta de 12,9 millones de Xavier Trias en Andorra. Y en mayo del 2015 Trias perdió unas elecciones que acabaría ganando Ada Colau. Tanto en el primer caso como en el segundo quedó demostrado que todo había sido un montaje de la policía patriótica que había conseguido alinear el ministerio del interior, la Agencia Tributaria, la fiscalía, el poder judicial y los medios de comunicación en lo que después se acabaría conociendo como Operación Catalunya. Si eso no es una injerencia en unas elecciones se le parece mucho.
El problema, pues, no son las fake news en sí, sino quién le da credibilidad y apariencia de autenticidad. En el caso español, no solo había un engranaje político, judicial y mediático avalando fake news sino que eran ellos quienes las fabricaban directamente. Ahora bien, para que estas noticias falsas tengan consecuencias políticas hace falta que esta credibilidad la dé también el adversario político que lo utilizará como arma........© ElNacional.cat