El último asalto

Basta ver las portadas de los diarios para darse cuenta de que la justicia española empieza a proyectar sobre nuestra vida la misma sombra esperpéntica que proyectó el ejército durante los siglos XIX y XX. Igual que hasta la Guerra Civil los partidos y las ideologías necesitaron el favor de los militares para poder prosperar, ahora cada vez se hace más evidente que los políticos no pueden mover un dedo sin el permiso de los jueces. El Leviatán español ha perdido su último barniz y, curiosamente, lo que se ve no es un brazo armado o una cabeza decorada con una corona. Lo que se ve es, simplemente, una idea del mundo en la cual Catalunya no puede existir, ni como enemigo ni como problema.

Toda la histeria, y toda la desmoralización que provoca la situación de la lengua, o el impacto de las oleadas migratorias, tiene más que ver con este descubrimiento que con la realidad que se denuncia o que se intenta tapar de forma grosera. Lo que desmoraliza y da pánico al catalán medio es tener que admitir que la existencia de Catalunya es incompatible con la esencia misma del derecho español. Puede parecer que exagero. Pero todavía recuerdo la confianza que la justicia impartida por Madrid........

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