Cuando Junqueras gane

Oriol Junqueras ha seguido punto por punto el manual del buen esgrimidor; esperar que el rival se desgaste solo solito y, cuando vaya corto de aire, disponerse al ataque. Este pasado fin de semana, el antiguo líder de Esquerra volvía a lucir ombligo en un teatro lleno hasta la bandera en Olesa de Montserrat (la política catalana sigue aferrándose al Altísimo; el presidente Salvador Illa disfruta haciendo running entre los discretos monjes del Císter, pero a Oriol le gusta más ponerse de cara a la Moreneta, pues sabe que en la montaña gastan un poquito más de mala leche y sus monjes son bastante refractarios al socialismo). Allí aprovechó para desvincularse de la trama b de Esquerra y presentarnos a su nueva compañera de viaje, Elisenda Alamany, una mujer con una filosofía política de un único artículo, aprender a trepar, quien, sin lugar a dudas, se convertirá en una secretaria general muy poco interesada en enmendarle ni una sola plana al líder.

Ya advertí que el post-procés sería una (tediosa) etapa histórica marcada por el paradigma del yo pasaba por allí. Eso se ve, sobre todo, en el ámbito convergente, donde todo el mundo se define como un encendido octubrista, sin admitir ninguna........

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