Existe una afiliación que no entiende de esos ejes de izquierdas ni de derechas. Ni de soberanismos, centralismos, federalismos. Es un perfil, el del militante del vicio, que se encuentra en cualquier lugar donde haya migajas, dinero ajeno, y ansias de figurar. Suele ser directamente proporcional a los complejos del sujeto, a sus conflictos internos no resueltos, y a su mezquindad. Como señalaba, no es imprescindible afiliarse a un partido concreto, porque el militante del vicio puede encajar perfectamente en cualquiera. De hecho los hay en asociaciones, fundaciones, y hasta en comunidades de vecinos. Da igual. El caso es tener acceso a la gestión de lo ajeno.
Existen militantes del vicio con cargos: concejales, alcaldes, vocales, consejeros, ministros. Pero también los que ansían llegar algún día a ellos, y por ello se “arremolinan” cerca de los que ya han llegado a tocar sillón. Son los lamebotas, los mensajeros, los muñidores, los siervos, los lacayos que se sienten útiles cuando el amo les acaricia el lomo y les tira alguna migaja para que estén contentos. Son alérgicos a la ética. No saben, de hecho, lo que es. También suelen carecer de currículo presentable. Pero eso no es problema.........