Mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento

Momentáneamente, ahora que ya ha pasado este ciclo electoral permanente en el que vivimos, quizás es hora de recuperar temas que afectan a nuestra cotidianidad y que tienen que ver con el cómo y dónde se gastan nuestros impuestos. Se ha abierto una ventana de oportunidad porque ya han pasado los días de las grandes promesas (en el mejor de los casos) y de las grandes diatribas (en el peor). Sea cual sea el grado de decibelios que hayamos sufrido, espero que los lectores no hayan decidido su voto en función de quién grita más o de quién dice la frase más ingeniosa, sino, todo lo contrario, que hayan privilegiado a aquellos que consideran capaces de presentar una propuesta o una alternativa de gobierno creíble. Es obvio que una propuesta de gobierno tiene que comportar una multiplicidad de facetas, y que tiene que contemplar, por ejemplo, una dosis de épica, porque la situación de nuestro país, desde el punto de vista nacional y lingüístico, por ejemplo, es bien triste, y con tendencia negativa, y que, por lo tanto, hacen falta mecanismos de reacción. Pero también tiene que ir acompañada de una propuesta presupuestaria, que no pueda ser desmentida por la realidad de los hechos cuando se han ejercido o se tienen que ejercer funciones gubernativas.

Sería........

© ElNacional.cat