El Partido Popular celebra como un éxito que un asesor de José Luis Ábalos, en su etapa de ministro, hiciera negocio fraudulento con mascarillas e implicara en los turbios negocios a varios departamentos y administraciones. Feijóo exige, siempre exige algo, Cuca Gamarra vuelve a salir con los ojos inyectados en sangre pidiendo responsabilidades e Isabel Díaz Ayuso, exultante, se queja a sus “portavocías” mediáticas para que publiquen que fue ella quien denunció “los contratos de Ábalos” –olvidan que son de su asesor– tras el “ensañamiento” en el caso de su hermano. Un “ensañamiento” que dejó irse de rositas a los dos Ayuso. Se nos cae el alma al suelo, ¿aspiran quizás a formar la Cofradía del latrocinio político? El “y tú más” llevado a la lucha en el fango. Como si eso restara responsabilidad en ninguno de los casos.

Evidentemente, la permanencia de Ábalos como diputado del PSOE es insostenible, tanto si era conocedor de las maniobras de su asesor como si lo ignoraba a pesar de estar depositando su confianza en un auténtico impresentable, basta ver su currículo. Pero que pretenda el PP, y Ayuso en especial, equiparar a un asesor con el hermano de una presidenta de Madrid es de una completa desfachatez.

La corrupción siempre llama dos veces

La corrupción siempre llama dos veces

El Partido Popular celebra como un éxito que un asesor de José Luis Ábalos, en su etapa de ministro, hiciera negocio fraudulento con mascarillas e implicara en los turbios negocios a varios departamentos y administraciones. Feijóo exige, siempre exige algo, Cuca Gamarra vuelve a salir con los ojos inyectados en........

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