Siempre es mejor irse a que te echen. ¿Ocho años? ¿Diez? ¿Doce? Si todos los cargos públicos se marcaran un horizonte de salida para no estar en el sillón más de dos o tres legislaturas, todo sería distinto. Para eso, claro, los partidos deberían primar el talento a la lealtad, la formación al amiguismo y la vocación de servicio público a los equilibrios orgánicos. Preguntarse a estas alturas por qué medran en las organizaciones políticas personajes mediocres que hubieran tenido serias dificultades para labrarse una carrera profesional fuera de la política es un ejercicio baldío. Hablamos de un mal endémico de todos los partidos. Todos tienen un Koldo entre sus filas. Personalidades turbias y con ángulos ciegos, aunque no necesariamente siempre trinconas.

Lo de perpetuarse en el poder no es algo que afecte sólo a los de la primera línea, sino que llega a obsesionar a todo el que forma parte de la nómina de un partido o de una lista electoral. Da igual que sea a nivel nacional, regional o local. Todos quieren seguir sine die y mantener la nómina pública de por vida. Y cuando truena, como le ocurre ahora a José Luis Ábalos por el 'caso Koldo', se atrincheran. Porque atraviesan una mala situación económica, porque no ven posibilidad de mantener su nivel de ingresos más allá de la política, porque se declaran ajenos al escándalo de corrupción que, por acción u omisión, les salpica o simplemente porque temen perder el aforamiento.

Mejor irse antes de que te echen

Mejor irse antes de que te echen

Siempre es mejor irse a que te echen. ¿Ocho años? ¿Diez? ¿Doce? Si todos los cargos públicos se marcaran un horizonte de salida para no estar en el sillón más de dos o tres legislaturas, todo sería distinto. Para eso, claro, los partidos deberían primar el talento a la lealtad, la formación al amiguismo y la vocación de servicio público a los equilibrios........

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