El día que Núñez Feijóo y Alfonso Rueda acordaron adelantar las elecciones gallegas al domingo después de carnaval seguramente tenían en la cabeza una campaña a la gallega: multitarea mientras las gallegas y los gallegos seguimos resolviendo nuestros marrones y sin expectativas efectivas de cambio; igual que se habían sucedido las campañas durante las mayorías absolutas de Feijóo. Prácticamente un día de romería, ocupado en pregonar las maldades del sanchismo, cantar la indignidad de la amnistía y apuntar las cesiones y privilegios para Catalunya.

Pero la campaña, que ha superado su primer fin de semana, se ha ido convirtiendo en un dolor. Primero las dudas en torno al candidato, luego las bolazas y el fantasma del Prestige de las navidades pasadas, ahora la fortaleza que acreditan en todas las encuestas la candidata nacionalista Ana Pontón y el BNG, mientras el voto nacionalista que se había dispersado durante la era Feijóo vuelve a casa, han ido abriendo una expectativa real de cambio. Exactamente aquello que en el PP querían evitar por encima de todo.

Campaña a la española

Campaña a la española

El día que Núñez Feijóo y Alfonso Rueda acordaron adelantar las elecciones gallegas al domingo después de carnaval seguramente tenían en la cabeza una campaña a la gallega: multitarea mientras las gallegas y los gallegos seguimos resolviendo nuestros marrones y sin........

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