Hasta hace poco las altas Cortes simbolizaron para la izquierda el bastión infranqueable de la democracia, mientras que para la derecha el ‘gobierno de los jueces’ que había que limitar. Bastó -quien lo creyera- que el progresismo llegara al poder para que las miradas se invirtieran. Hoy, mientras el presidente habla de lawfare, arremete contra la Justicia y propone la disparatada idea de elegir popularmente a los jueces, la derecha ve en la judicatura la salvación de la institucionalidad democrática.

Lo extraño es que son las mismas Cortes que enfrentaron al paramilitarismo en el Congreso, negaron la segunda reelección de Uribe, restituyeron lo derechos políticos del actual presidente y siguen........

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