Del distanciamiento presidencial y el futuro de Sheinbaum
En la historia política de México, el ritual de distanciamiento entre el presidente entrante y su predecesor ha sido una constante tan predecible como las promesas de campaña. Desde López Portillo hasta Zedillo, pasando por De la Madrid y Salinas, cada mandatario buscó, con mayor o menor éxito, marcar territorio propio, a veces incluso encarcelando a ex colaboradores cercanos del expresidente o forzando su exilio.
José López Portillo, por ejemplo, tardó cinco meses tras asumir el cargo para hacer su jugada: nombró a Luis Echeverría embajador, enviándolo primero a la UNESCO y luego a Australia. Esta maniobra diplomática, que se extendió de 1977 a 1979, fue un elegante exilio que alejó a Echeverría del escenario político nacional. Y no se detuvo ahí. Encarceló a ex colaboradores de Echeverría y removió a los alfiles que éste había dejado estratégicamente colocados en el gobierno, como el presidente del Congreso y algún........
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