Se va, se va, ¿se va?

De hecho, no se irá nunca. Logró lo que quería: hacer historia y convertirse en una estampa más de los libros donde se registra el listado de los próceres. Habrá murales, estatuas, calles, pueblos, colonias y avenidas que recordarán su nombre para siempre. Logró que su partido ganara casi todo el poder político, incluyendo un toque de resistencia tolerable para legitimar su fuerza. Logró cambiar el régimen político: sometió a los poderes Legislativo y Judicial, sometió el federalismo y está en curso la anulación de los órganos autónomos de contrapeso.

Logró que el lema del sexenio se convirtiera en un mantra repetido en todas partes: “por el bien de todos, primero los pobres”. Como lo escribió Carlos Heredia hace apenas unos días: “sacudió a la clase política y a las élites mexicanas que durante décadas vieron como cosa normal y natural que más de la mitad de nuestros compatriotas sobrevivieran en la exclusión y el........

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