La estrategia de la polarización que ha permeado el curso del sexenio –los que no están conmigo están contra mí— se ha implantado ya en los órganos electorales. En estos días hemos atestiguado la defenestración del presidente del Tribunal Electoral, Reyes Rodríguez, orquestada por tres magistraturas afines al presidente López Obrador y, casi al mismo tiempo, la ruptura de la cohesión en el Consejo General del INE, dividido ya abiertamente entre los leales al gobierno y los indisciplinados. En el Trife, una triste mayoría de tres fieles magistrados se impuso sobre los dos que se han negado a obedecer; en el INE, la precaria mayoría es de los rebeldes: seis contra cinco.
No es necesario hacer demasiadas conjeturas para anticipar lo que eso significa: los órganos que debían mantenerse incorruptiblemente ajenos a las estrategias políticas de los partidos y cuyos integrantes debían seguir una conducta........