Una de las obras maestras de Franz Kafka (La Metamorfosis, en castellano) demuestra que las cosas más absurdas pueden seguir una secuencia lógica: Gregorio Samsa, el protagonista de la novela, amanece un día convertido en insecto y, a partir de ese hecho, todo lo que sucede es perfectamente racional. Incluso la transición del espanto a la aceptación cautelosa y luego al rechazo de su familia es tan sensato como comprensible, paso a paso, hasta la muerte del personaje cuyo cadáver horrible es tirado a la basura.
Está costando trabajo aceptar que México amaneció el 3 de junio (metafóricamente hablando) convertido en escarabajo y que, a partir de ahí, todo lo demás está siguiendo una racionalidad impecable. Las tribulaciones que leo y veo en el ambiente político obedecen a la negación de ese hecho, pues muchos se obstinan en seguir interpretando la vida de Samsa como si no hubiese pasado nada. Pero sí pasó: México dejó de ser una democracia........