El pez, por su boca…

Dice el refrán que el poder aturde a los inteligentes. Ese mismo refrán añade otra frase, pero no la escribo porque siempre he tenido a Andrés Manuel López Obrador como un hombre de extraordinario talento político. Sin embargo, el poder altera el temperamento y nubla a quienes lo ejercen. Y, a todas luces, el presidente está aturdido. Quizás porque sabe que la contienda electoral será un plebiscito sobre su permanencia o su salida como factótum del gobierno mexicano, su conducta es cada vez más iracunda, más errática y más imprudente.

La lista de los despropósitos que ha ido cometiendo por confundir al país con su persona, es cada vez más larga. Decir que su autoridad moral y política está por encima de la ley fue un exceso inaceptable. Pero no ha sido el único. Acusar al gobierno de los Estados Unidos de querer incidir en el proceso electoral —por las filtraciones que se han venido dando en medios internacionales, con las........

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