Desde hace más de un siglo, gracias a Max Weber, identificamos la existencia del Estado con el monopolio legítimo de la coacción. Subrayo las tres palabras: monopolio, que significa el ejercicio exclusivo de una actividad sin competencia; legítimo, que implica aceptación y legalidad; y coacción, que es la fuerza o la violencia que se usa para obligar a alguien a hacer algo. A luz de la evidencia, es obvio que esa definición no corresponde ya con el Estado mexicano.
En el mejor de los casos, lo que el Estado tiene es el predominio público de la coacción, pero ha perdido o ha decidido renunciar al monopolio. A todas luces, otros grupos armados han establecido impuestos especiales a la movilidad, la propiedad, la riqueza y el comercio y han creado su propio sistema de sanciones. Algunos siguen produciendo y distribuyendo drogas prohibidas, pero el negocio criminal se ha diversificado a costa de la ausencia, la debilidad o la........