El candidato único

Nuestra democracia ha sido bloqueada por sus protagonistas. Creímos que el problema era el régimen de partido hegemónico y que, una vez abierta la puerta hacia la pluralidad, tendríamos mejores opciones de elección, de participación y mejores soluciones de gobierno. Creímos que la apertura a la competencia electoral depuraría a nuestra clase política, que habría más y mejor organización social, mayor conciencia ciudadana y que habría políticas públicas igualitarias, sensatas y eficaces.

Sin embargo, nuestra clase política no ha estado a la altura de esos sueños. Las dos piezas principales de la democracia se han quedado cortas: los partidos que hicieron posible el salto hacia la pluralidad política se emborracharon de poder y decidieron repartirse puestos y presupuestos. Se corrompieron y, en vez de ofrecer un futuro diferente, se instalaron en la rebatinga, perdieron credibilidad, crearon su propia némesis........

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