En medio de nuestras circunstancias cotidianas, nos preparamos para recibir a Jesús en la Navidad con alegría, esperanza y espíritu de conversión. Dios en forma de niño enternece hasta los corazones más duros, si lo acogemos desde nuestra alma.
El viernes celebramos la Inmaculada Concepción de María. Ella tuvo el privilegio divino de ser preservada de la mancha del pecado como beneficio anticipado de la redención que nos da nuestro Dios a través de su hijo Jesucristo. Ella se mantuvo llena de la gracia de Dios, como expresa el ángel Gabriel al visitarla. Nosotros gozamos también de ese privilegio desde nuestro bautismo porque se nos aplican los méritos ganados por Jesucristo, los perdemos........