La fuerza de una Nueva Cultura Laboral que no admite retrocesos 

Durante décadas, México convivió con una contradicción profunda: exigíamos productividad, estabilidad y crecimiento, pero aceptábamos que millones de personas trabajaran por un ingreso que no alcanzaba para sostener una vida digna. Esa normalización del rezago salarial fue consecuencia de un modelo que desconfiaba de sus propios trabajadores y que asumía que la competitividad sólo podía construirse a partir de salarios bajos. Esa lógica se rompió para siempre.

El reciente ajuste al salario mínimo que lo eleva a 315.04 pesos diarios —que por primera vez cubre la línea de bienestar familiar cuando dos personas de un hogar laboran en la formalidad— no es solamente un acuerdo tripartito. Es la confirmación de que el país entendió algo esencial: que el trabajo no puede ser el punto donde se recortan los márgenes de dignidad. Este resultado es producto de casi una década de insistencia, diálogo y........

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