Las proyecciones del INE le dan a Claudia Sheinbaum una bancada legislativa con el número de votos suficientes para reformar la Constitución y su partido cuenta con los gobernadores necesarios para convalidar un proceso legislativo propio de un constituyente permanente. Es decir, podrán hacer con la Constitución y con las leyes lo que les venga en gana.
En el grupo gobernante, los más radicales aplauden el espejismo “revolucionario” por los cambios posibles que se aproximan. Consideran que un gobierno transexenal podrá actuar a sus anchas, sin necesidad de gradualidades ni de consenso ante los más ingentes problemas de la agenda nacional.
En su perverso frenesí ignoran que entre más abusen del poder más corta será su permanencia en el gobierno. El país y la sociedad, por más fe ciega que tengan en Morena, difícilmente aceptarán cambios bruscos o un giro radical de timón.
Mientras, el poder presidencial continúa acrecentándose y absorbiendo más y más facultades. Esta descomunal hiperinflación del Ejecutivo convertirá a la próxima presidenta en la más poderosa de la historia de México, pero también la dejará con la responsabilidad de navegar entre nubarrones de crisis económica, creciente inflación, estrecha disponibilidad presupuestaria para financiar el gasto público de 2025 y una violencia nunca vista que se expande por todo el territorio........