El estado de la independencia judicial en 2025 |
Anthony Kennedy, uno de los ministros más influyentes de la Corte Suprema de Estados Unidos en las últimas décadas, sostenía que el poder y el prestigio de un tribunal se sostienen o se derrumban en función del respeto que generan sus sentencias. Para Kennedy, los tribunales deben decidir con coherencia, lógica, fuerza intelectual, sentido común y justicia. Todos estos elementos parecen la fórmula perfecta para una buena decisión judicial.
Pero ¿qué ocurre cuando el contexto y las circunstancias no permiten a las personas juzgadoras integrar todos estos ingredientes en una sola resolución? ¿Qué pasa cuando se ven obligadas a evadir ciertos principios o a añadir otros con los que, quizá, no están de acuerdo?
Si 2025 nos ha dejado una lección clara es que la independencia judicial es esencial para el funcionamiento adecuado de cualquier tribunal constitucional, y que este principio puede ser destruido no solo por ataques que provienen desde dentro, sino también por amenazas externas.
Desde el regreso de Donald Trump al poder, juezas y jueces en Estados Unidos y más allá de sus fronteras enfrentan ataques que rebasan el ámbito profesional y ponen en riesgo sus vidas y las de sus familias. A lo largo del año comenzaron a reportarse pizzas entregadas a altas horas de la noche en los domicilios de jueces federales de todo el país. No eran pedidos al azar: estaban dirigidos a juzgadores que habían bloqueado políticas del presidente Trump y aparecían a nombre de Daniel Anderl, el hijo de la jueza Esther Salas, asesinado en su propia casa por un exabogado........