Otro día negro
“Fue otro día negro”, escuché decir en el restaurante a unos que miraban no sé qué prueba olímpica. Día negro es de suyo contundente; agregarle eso del “otro” agrega una carga de un estoicismo casi doméstico. Es como recibir a una visita en un hospital, señalar sonriendo hacia el propio cuerpo y decir “¡Otra amputación!” En fin, que la frase refleja que hasta las catástrofes se convierten en hábito.
El cierre de los juegos olímpicos suele ser un día fatídico para el patrio deporte. Las corredoras de fondo hacen el “uno dos tres” (pero en los lugares del 75 al 77); los ciclistas patrios fallan “a la hora de la hora”, y la levantadora de pesos cae bajo su propio peso. En todos estos casos, los directivos y federativos de las respectivas especialidades habían........
© El Universal
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