Una dama ávida de gloria capturó la semana pasada la atención de la Patria cuando se hizo público que llevaba años fingiendo ser neurosiquiatra, abogada, graduada de la Universidad de Harvard, y una larga lista de méritos incalculables que le permitían lanzar recetas de medicamentos delicados a diestra y siniestra. Un caso superior de gesticulación en un país de gesticuladores.
El lector aficionado a los libros evocará de inmediato El gesticulador, de Rodolfo Usigli, esa pieza teatral que trata de cómo un mediocre profesor de historia, César Rubio, harto de los “gesticuladores hipócritas” que han hecho de México un país en el que “donde quiera encuentras impostores, impersonadores, simuladores; asesinos disfrazados de héroes, burgueses disfrazados de líderes, ladrones disfrazados de sabios, caciques disfrazados de demócratas, charlatanes disfrazados de licenciados,........