Presidente directo
Da pena ver al presidente López Obrador y compararlo con el candidato. Prometió y no cumplió. “Meter los soldados a los cuarteles”, “justicia transicional”, “pacificar al país”, “reducir por lo menos a la mitad los homicidios”. La cuarta transformación era precisamente “transformar” la guerra en política, siguiendo a Carl Von Clausewitz. Tanta mohína con Felipe Calderón para acabar el sexenio con 50% más de homicidios que aquel. En ese renglón el peor gobierno, no sólo no sustituyó la guerra, sino desde la política atizó la hoguera del crimen.
La raya que debía separar con nitidez ley y delito se desdibujó con palabras presidenciales convertidas en pretextos, insultos y calumnias. Los asesinatos de Celaya y Taxco son dos caras del mismo odio, de un gobierno indolente, ausente y en muchas regiones del país, cómplice. En los asesinatos de una mujer que........
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