Hace unos años, cuando México advertía sobre la posibilidad de salirse de la OEA, algunos grupos de derecha sembraron la idea de que esto era razón de pánico. La idea era que la advertencia de rompimiento con la Organización de los Estados Americanos suponía una muestra más del radicalismo de la 4T y del “ridículo” que estábamos haciendo en el mundo. Lo cierto es que la idea no era descabellada, ni tampoco tan relevante.
En 2015, Luis Almagro entró a ser secretario general de la OEA. Desde entonces, el político uruguayo se ha encargado de desgastar y desvirtuar la Institución. La OEA de hoy es una organización con poca relevancia y con muchos cuestionamientos. Luis Almagro ha vuelto a la OEA una herramienta política de las derechas partidistas de América Latina y sus aliados en Washington. Ha usado a la organización para intentar influir en la región desde sus propios intereses, sus filias y fobias, su búsqueda personal. Cuando Almagro deje la OEA, la habrá debilitado a un punto de difícil retorno.
El rol que jugó Almagro en la elección de Bolivia fue desmesurado y francamente torpe. La declaración del secretario general de una organización que promueve la paz diciendo que no “descartaba la opción militar en Venezuela” fue servil y........