Toda narrativa tiene fecha de caducidad, incluyendo la de la 4T. El momento para el fin de esta narrativa todavía está muy lejano. Sin embargo, tarde o temprano la narrativa se agota. A Rafael Correa la “revolución ciudadana” le ganó tres elecciones de forma contundente y una cuarta de una manera tan desarticulada que acabó por destruir al movimiento. Al uribismo en Colombia le alcanzó para más, Uribe se reeligió más veces de la que la constitución lo permitía y luego todavía logró los triunfos de Santos (que se le volteó) y Duque.
¿Qué pasa cuando una narrativa se agota? Generalmente es reemplazada por su contrario. Al correísmo ecuatoriano lo siguió la presidencia de Guillermo Lasso, el contrincante político de Correa; al uribismo en Colombia lo siguió la peor pesadilla de Uribe, Petro. Pensar en el futuro no es algo que se precie mucho en América Latina. Pero el futuro llega, siempre llega. Pensar que aquí o a nosotros no nos va a pasar es un sinsentido.
El triunfo electoral de Javier Milei en Argentina sacó a relucir lo peor de una sociedad........