El silencio del pirarucú

Seiscientos kilómetros río arriba de Manaus está el centro de la Amazonía. Uno de los puntos más remotos del río, inaccesible para los turistas ocasionales de Manaus o Iquitos, inapetente para el viajero casual. Aquí está Mamirauá, uno de los lugares mejor preservados en el Amazonas. Visto desde un mapa, Mamirauá está en el corazón más remoto de esta densa selva. Para llegar aquí se tiene que volar a Sao Paulo, de ahí tomar otro vuelo a Manaus y de Manaus una avioneta a Tefé; de ahí son todavía 3 horas en lancha. El único acceso a Mamirauá es el río, y gracias a ello, este es un oasis de vida en medio de la destrucción y la deforestación de la selva más grande del mundo. Estar “en medio de la nada” nunca es tan geográficamente preciso como aquí.

La mitad del año la selva de Mamirauá se inunda y queda sumergida en el agua creando un ecosistema llamado várzea. Cada especie de aquí ha encontrado la manera de adaptarse. Los jaguares, por ejemplo, son más pequeños y ágiles pues viven entre las copas de los árboles, las anacondas más grandes y poderosas. Aquí abundan también los delfines de río, los tucuxi, versiones miniatura de los delfines de mar, que saltan juguetonamente entre el follaje de la selva convertida en lago, y los botos, esos seres bofos y........

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